Lucio Battisti el más controvertido y genial compositor de la canción italiana.
Un autor oscuro, morboso, misógino por momentos que se ha debatido siempre
contra el éxito fácil y al que la derecha italiana, quizá con la nostalgia
de las camisas negras y los cráneos rasurados, ha querido ver cómo el
anti-DeGregori, el anti-Dalla.
El fenómeno Battisti creció en atractivo y misterio cuando el cantante,
20 años atrás, decidió voluntariamente (como Mina, que grabó muchas de sus canciones)
abandonar la vida pública y recluirse en una casa de campo, sin hacerse
ver ni dar entrevistas. Sólo abandonaba su morada cada dos o tres años
para viajar de incógnito a Londres y registrar allí los últimos discos
de su carrera, de fuerte tono experimental, poesía más hermética y
enorme austeridad